jueves, 22 de marzo de 2012
Adiós en Júpiter
Decir adiós
es gritar dentro de mi con rabia de león herido,
patear el mundo hacia un charco de lodo.
Decir adiós
es cortarse un pie para seguir con mal paso
llevar en trozos el alma al empeño,
devolverle a Dios el cuerpo de su fe revolcada.
Decir adiós
es tirarse sin morir de espaldas sobre cuchillas oxidadas
cortar en tajos lo que siento,
ahogarse en los rincones
meterse en el camino de las balas.
Decirte adiós
son ganas de prendernos fuego
y morir juntos mirándonos de frente.
Decir Adiós
llorar a lágrima viva con una melodía confortable,
sentir en la espalda una temblorosa mano desconocida,
que tiembla como la tierra y se estremece con tu recuerdo.
Decir adiós
mirar con ojos de niño en llanto, a mi abuelo marcharse,
enterrar a mi perro, a mi gato, y lo que aún sigue vivo,
desenterrarlos y sin aire hacer guardia de honor toda la noche.
Decirnos adiós
con tan maravilloso lastre a cuestas de nosotros mismos
volvernos completos desconocidos.
Decirnos adiós
queriendote tanto,
es vivir en un día ajeno,
deambular en Júpier...
Entablar una partida de poker mal lograda con la muerte,
con mi muerte… con nuestras muertes.
es esperar que algún día volvamos al camino.
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