lunes, 23 de agosto de 2010
MARTES
Entrada la noche en martes, las suelas de goma del oficial mitigan cualquier sonido mientras sigue el rastro de una fragancia elegantemente cara. La figura de un tipo se esconde tras unos portones en alguna calle de los Lagos, lo viene persiguiendo desde las afueras de la hoy abandonada catedral de la Divina Providencia. El oficial comienza a sentirse extrañamente excitado por ese olor que persigue, siente un cosquilleo en la mente, atraviesa el enrejado con nervio y recuerdo fragmentos de algunas viejas novelas policiacas, la distancia a la puerta principal sin sonido alguno. En algún sitio alguien cierra los ojos e imagina su ejecución. Desaparece cualquier aroma y una escultural sombra púrpura femenina abandona el viejo patio donde yace entre unos arbustos decapitado el que fuera el subagente Ramírez, fue algo furtivo, quizas invisible terriblemente silencioso,no lo sé, no lo pude ver desde aquí, algunas hojas ahora padecen un extraño tinte, difícil de describir, no quise acercarme tanto, pierdo de vista la sombra púrpura que se dirige a la calle del Dique. Me retiro lo más rápido que puedo de ahí en dirección contraria, le hago la seña a un taxi.
Los diarios no publicaron nada el miercoles, regrese a las 4 de la tarde con una taza café en la mano, necesitaba estar despierto, atento, miro el lugar, no hubo presencia policiaca, no está el cuerpo de Ramirez y en la casa no vive nadie.
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