sábado, 6 de noviembre de 2010

LA EPISTULA DE ADVERTENCIA


Este es le diario que algún día espero encuentres y si no estoy en casa, será demasiado tarde.


La sensación de asfixia en mi garganta era grumosa. Despierto y mi nariz sangra, me levanto, voy al baño inmediatamente para mirarme en el espejo. Creo que ya fue suficiente. me taponeo la hemorragia con un buen trozo de algodón, levanto el rostro y cierro los ojos.

En el sueño mi cama estaba llena de alacranes de un amarillo encendido y un naranja tan intenso que me dejaban inmóvil, quería escapar de aquel estado en el que comienzan a subir sobre la cobija innumerables de ellos agitando su cola buscando mi carne para inyectarme el veneno.

Son las 6:30 de la mañana, enciendo el calentador con un cerillo. Tengo que llegar a una callejuela de 20 de noviembre cerca del hotel Howard Johnson en al que no circulan automoviles, casi esquina con Zempoala, ahí me entregará Sergio un informe de los asesinatos que han ocurrido, el análisis del móvil y el método del asesino o la asesina... esa mujer de exótico aroma, sospecho que ronda mi casa en las noches. Sabe que puedo ser un obstáculo. No he dormido bien, me arden los ojos y el frío de noviembre no aligera el despertar.

Me bajo del taxi, comienzo a buscar la calle angosta, aún no hay mucha luz, me acomodo el abrigo y volteo hacia ambos lados de la calle, los estudiantes y algunos trabajadores comienzan el día sin mayor preocupación. Llego y toco del modo acordado, no hay respuesta, la luz del departamento no se enciende. Marco el número de Sergio en mi celular, no lo tengo guardado en mi lista, él fue un testigo protegido hace tiempo, no puedo dar pormenores al lector, ni isquiera su nombre verdadero podría citarlo, es un experto en investigación de ciencias ocultas y casi siempre da en el punto medular en problemas como estos. No responde, insisto, tapo el otro oído con la mano y escuchar mejor, espero. insisto de nuevo, tal vez esté dormido, es un noctámbulo obsesivo, empedernido, amante de la pasta y el whisky, de charlas nada cortas. a su edad ya no quiere guardarse nada. Percibo un olor extraño, entre azufre y almizcle. los vecinos comienzan a prender la luz, decid ir por la puerta trasera,carajo!... esto esta muy mal y el día apenas comienza, necesito esos pinches papeles sea como sea!.

La puerta trasera no tiene seguro. Dentro de mi un silencio. Saco mi arma muy, muy lentamente, se me va el hambre y el ansia llega, avanzo aletargado, como en cámara lenta, tomo con la mano izquierda la chapa y la empujo, el movimiento me da el chance de levantar mi revolver, aguanto la respiración. Continua el silencio.

Bajo la mirada y continúo, con nervio cruzo el marco de la puerta que divide la casa y la calle, estoy dentro y ni siquiera puedo escuchar mi respiración, siento que algo me tapa los oídos, hace mucho mas frío aquí.Salgo de nuevo y la tos crónica me saca del transe.Tomo mi lámpara y con un poco de ira me meto a buscar a Sergio. Es como si estuviera en una caverna donde no existe sonido alguno, toso y no se escucha, comienzo a gritar su nombre y voy bajando por el comedor, no hay anda, todo perfectamente acomodado, delante de mi un viejo cuadro que prometio regalarme, todo limpio, las tazas y los platos donde deben, el vértigo crece, uno no puede fiarse de una casa impecable a estas horas del amanecer, la temperatura debe estar en menos tres grados, es algo de locos, subo las escaleras para llegar a la habitación, llego y todo en en un aterrador orden, , es como si por al casa hubiera pasado una densa bruma, como si estuviera en lo mas alto del cofre de Perote en pleno invierno.Se que en el cuarto hay una puerta que da hacia una estancia contigua, voy tocando la pared durante algunos minutos, apuntando con mi arma que tal vez sea inútil para lo que este aquí, esperándome, ¿será ella?. Estoy seguro que no encontraré los papeles ni a Sergio. maldita sea no encuentro la entrada. Me dirijo al baño. Sergio esta colgado de cabeza, su rostro destajado y en lo que era su boca un puño de papeles llenos de sangre, su cuerpo lleno de miles de agujas de madera de un grosor aproximadamente de 3 milímetros, pareciera que se desangro poco apoco, me cerco sin bajar el arma, no hay olor tampoco, por el aspecto se que el cadáver no esta nada fresco. En el vientre perforado una nota que dice mi nombre, saco unas pinzas y la tomo con cuidado:

"Baste con este detalle de Madame Bradkravia. Sea una vida y no muchas de las que su silencio y su cooperación dependan y preserven.. hay fuerzas con las que usted ni nadie puede lidiar y han estado aquí desde antes que llegara usted a este mundo..."

Introduzco la nota en una bolsa pequeña, arranco una de las agujas de madera clavadas en el cuerpo de Sergio y me retiro, justo antes me doy cuenta de que la bulto de papel en su boca podría ser el informe que necesito, me da un poco de asco y resquemor pero lo saco de un intento, esta lleno de gusanos, que carajos!.. es un espectáculo nauseabundo. Todo lo guardo en pequeños sacos de plástico negro. Salgo inmediatamente de ahí. No voy a informarle a nadie de lo sucedido. Me urge hablar con otras dos personas, no revelare aun los nombres... esto esta peor, no se que pueda pasarme, debí haber aceptado la plaza de maestro que me ofrecían en la sierra, debí haberle dicho a Estela que me casaba con ella aunque no la amara... antes de salir abro las llaves del tanque de gas y . Mientras camino busco una tienda y compro un cigarrillo, tiene años que no fumo pero no encuentro modo de recuperar la cordura. Necesito consejo, no puedo salirme de aquí, no puedo huir, ni tampoco estoy tan convencido de llegar al final del caso... al menos quiero saber exactamente de que se trata. Tengo hambre y necesito pensar...

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