martes, 1 de diciembre de 2009


...Y caminar hasta el mar, cerca uno del otro, sin hablar, escuchando el latido del corazón, luego, cuando el mar esboce al amanecer un canto, volar sobre el volcan hasta allá y pintar con gises de luz una isla llena de tesoros por descubrir, un instante léjos de toda amenaza y quizas esta vez si te quedes.

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