viernes, 18 de diciembre de 2009
NECROMANCIA
El quirófano era un hervidero, él observaba desde afuera el momento perfecto, la duda de esos hombres que le dieran la victoria; tres horas no bastaron para su martirio, el cuerpo convulsionado y la cuenta regresiva lo excitaba sobremanera, por sus ojos reflectantes en un parpadeo el estallido final pasa lento; nadie notó su presencia, su risa demente ni los ademanes con los que llamó a los muertos a su lado en medio del desastre de la humanidad.
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