viernes, 18 de diciembre de 2009
LA PRIMERA SEÑAL
Él, jadeante presuroso por las vías adoquinadas de Xalapa, con un abrigo de lino atornasolado y unas botas manchadas de un liquido espeso y grisáceo. Del otro lado miradas de sorpresa, estupor, un policía llama desesperado por la banda civil, sirenas dementes y ecos agonizantes que él no puede escuchar, solo piensa en la perfección de su obra, su inequiparable inteligencia, chasquea lenta y suavemente los dedos dentro del abrigo y disipa toda huella, todo artilugio que podría culparlo; detiene un taxi no habla y mira de una manera maliciosa al conductor que cambia su semblante mientras él desaparece.
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